Todos conocemos el efecto de red: el fenómeno que ocurre cuando el valor de un bien o servicio para un usuario dado crece o baja, según el número total de usuarios dentro de la red.
¿Qué es el efecto de red?
Muy a menudo se propone el ejemplo de los faxes: fueron útiles únicamente cuando la mayoría, o bien todos los socios de una empresa, los utilizaban. A la inversa, se podría trazar el declive en su uso contra el efecto de red. Lo aplicamos también para dar fe de las ventajas de una red global de telefonía, e igualmente para mostrar las tendencias positivas en las cifras de usuarios o subscripciones tras ciertos puntos de inflexión. Cuántos más usuarios se conectan a la red, más útil se vuelve ésta, y atrae más usuarios nuevos. En ocasiones, esto se describe mediante un gráfico en forma L invertida.
Ventajas y riesgos del efecto de red
Los grandes éxitos de la época de internet se deben al efecto de red. Basta echarles un vistazo a las empresas más grandes del mundo por capitalización bursátil y parece evidente que varios gigantes tecnológicos cogieron la ola del efecto de red. El beneficio primario del efecto de red es el incremento en valor –con cada usuario nuevo que se agrega a la red–, para todos los demás usuarios.
Sin embargo, en el ambiente positivo que rodea al efecto de red a menudo pasan desapercibidos los graves riesgos potenciales del mismo. No se trata únicamente de la reducción de relevancia, tal como reza el ejemplo anteriormente mencionado del fax: cuando, paso a paso, lo usan cada vez menos personas. Por cierto, ¿alguno de ustedes todavía tiene un fax en el escritorio de su oficina?
Aquí, el punto de enfoque debería englobar la ocurrencia de fallos en las redes intensamente interconectadas. En estos casos, el efecto de red tiene todo el potencial para volverse catastrófico. Los fallos catastróficos son exactamente eso: nos tenemos que comer el impacto entre todos, en vez de que fallen de manera aislada tan solo algunos servicios particulares. Un minúsculo problema técnico, o bien un acontecimiento de red con un efecto en cascada, puede acabar o con la red entera, o con una parte importante de la misma.
Es lo que nos dice la intuición, ¿verdad? Es la razón para incorporar tanta resistencia en las redes que instalamos; es la motivación principal para medir y probar el rendimiento y exigir que las redes de telecomunicaciones pasen el test de “cinco nueves” (99,999% de confiabilidad, es decir, 5 minutos y 15 segundos fuera de servicio por año).
Una parte de esta responsabilidad se deriva del diseño de alta disponibilidad tanto de la red, como de los sistemas que la acompañen. Las redes nunca son infalibles: todo equipo electrónico tiene sus tasas de fallos, toda programación contiene errores y/o sufre de la cobertura de pruebas incompleta (es decir, existen escenarios no probados o inesperados).
¿Cómo protegerse ante los fallos?
Es donde brillan los OSS/BSS. Somos la póliza de seguridad. Somos necesarios cuando la red, inevitablemente, falle. Vigilamos la telemetría del estado de salud de la red, los servicios que proporciona y los datos que fluyen a través de ella. Somos la ambulancia que coordina el triaje y toda rectificación. Somos las herramientas de análisis forense que permiten comprender qué pasó durante un fallo o degradación, lo que nos lleva a preparar los remedios futuros.
Piense en nosotros como si fuéramos las urgencias de un hospital donde se examinan, a veces, millones de pacientes de los que pasen por nuestro portal cada día. Todo acontecimiento tiene que analizarse a través de varios dominios de red moderna, teniendo en cuenta todo un abanico de síntomas diferentes. ¿Será un caso de cáncer? ¿Será un infarto, unas enfermedades autoinmunes, una pandemia o una constipación inocua lo que expresan los síntomas de cada paciente?
Pero ante todo, nosotros somos los que trazan los contactos. ¿Se deben los síntomas a una combinación particular de problemas de un paciente, o quizá a unas infecciones contraídas de terceros? Así podríamos demostrar la variedad de efectos que ocurren entre los dominios y que impactan nuestras redes todos los días, a menudo dentro de escenarios complejos y jamás vistos antes por las herramientas usuales.
Para realizar un diagnóstico de cada acontecimiento a la escala y velocidad típicas de las redes modernas, complejas y de múltiples capas, hace falta una habilidad extraordinaria; uno tiene que tener muy presentes, también, las relaciones, –el efecto de red–, que forman la base de esas redes. Para realizar el análisis de causa (Root-Cause Analysis, RCA) o el análisis de impacto de los servicios o usuarios (Customer/Service Impact Analysis, SIA) hay que saber cómo está conectada la red en su estructura interna –no solo a nivel físico–, sino también entre varias conexiones lógicas que forman esa estructura: redes privadas virtuales (Virtual Private Networks, VPNs), circuitos virtuales (Virtual Circuits, VCs), puntos finales de aplicaciones, concentraciones de calidad de servicio (Quality of Service, QoS) / entradas / protocolos, etc.
Resumen
Tal como lo hemos demostrado en el artículo anterior, las herramientas preintegradas de SunVizion, tales como Network Inventory, Service Order Management (SOM) y Network Configuration Management fomentan la trazabilidad a través de una multitud de capas de conexiones y relaciones en una red. Estas herramientas gestionan las conexiones entre los dominios, las redes físicas y lógicas, así como la creación y mantenimiento de asociaciones cliente-servicio. Sin embargo, hemos aquí una pregunta: ¿será suficiente la cobertura de su póliza de seguro (OSS/BSS)?