El hype de 5G lleva con nosotros ya unos cuantos años. Juzgando tan solo por las inversiones que los operadores realizaron para adaptar sus redes a 5G, la primera fase del fenómeno fue un éxito redondo. Pero, con lo inmersos que estamos en el despliegue de la red 5G a nivel mundial, ¿acaso podemos opinar si la segunda fase del hype ha sido éxito, también? O mejor dicho, si la inversión inicial en 5G va a tener un retorno valioso.

 

Sin duda alguna, la primera fase fue exitosa y rentable para los vendedores de productos 5G, igual que para los instaladores. Pero es en la segunda fase cuando las operadoras deberían ver los frutos de la inversión, lo que repercutirá en el sector de las telecomunicaciones y en los proveedores durante los próximos años. Si no se obtienen beneficios, es probable que las inversiones globales del sector se vean limitadas en el futuro.

 

Veamos, pues, la segunda fase del hype: por qué se entusiasmaron tanto las empresas de telecomunicaciones y efectuaron esas enormes inversiones en la infraestructura 5G, y qué ventajas esperan ver los operadores.

 

Por un lado, el hype viene de la tecnología 5G vista como la salvación del sector de las telecomunicaciones: la solución milagrosa que finalmente elevaría a las empresas operadoras por encima de ser meros proveedores de conectividad para el mercado de consumo, la que se está convirtiendo en una mercancía y cuya rentabilidad se ve reduciendo.

 

Como escribió David Flower en el artículo de Forbes, 5G representa "una oportunidad [para las empresas] de pasar de ser meros proveedores de conectividad a hacerse creadores y facilitadores de soluciones, y de esa manera reinventarse y asociarse con otras empresas de tecnología y servicios. Es una oportunidad que podría evolucionar hacia un mercado de 249.200 millones de dólares".

 

Esta capacidad de "creación y facilitación de soluciones" de 5G promete proporcionar la plataforma desde la que las empresas de telecomunicaciones puedan ofrecer los servicios de la nueva era y a precio elevado: desde wearables hasta autos autónomos, pasando por las imágenes 3D, la asistencia sanitaria avanzada, los servicios de emergencia y mucho más. Estos servicios abarcan casi todos los verticales de la industria.

 

Desgraciadamente, casi todos los servicios de 5G tienen sus requerimientos respecto a otros productos y servicios, y sobre todo los conocimientos técnicos no tradicionales en las típicas empresas de telecomunicaciones típicas. Para poder desarrollar rápidamente estas capacidades, la empresa no tiene otra opción: tiene que asociarse con expertos en los respectivos campos. Si las empresas de telecomunicaciones quieren desempeñar un papel más importante y mejorar los servicios, sin limitarse a tan solo proporcionar una conectividad algo más rápida y de menor latencia a través de 5G, la gestión de todo un ecosistema de socios es fundamental.

 

En el pasado, las entidades del mercado de telecomunicaciones ya demostraron su capacidad para colaborar con los socios en la prestación de servicios de valor añadido. Sin embargo, para rentabilizar realmente sus inversiones en 5G, tendrán que convertir esa “gestión de socios” de una mera capacidad en una verdadera superfuerza.

 

Por suerte, ya cuentan con herramientas que pueden facilitar exactamente eso: estamos hablando de los todopoderosos OSS/BSS. Sin embargo, queda por ver si las herramientas actuales de gestión de socios y relaciones con clientes son lo suficientemente flexibles y potentes como para dar un verdadero impulso a los florecientes ecosistemas de colaboración.

 

Al igual que se invirtió en la red, es probable que sea necesario un aumento correspondiente en las soluciones OSS/BSS para facilitar el éxito en la segunda fase del hype de 5G. E igual que las redes 5G, es probable que las soluciones OSS/BSS tengan que ser también más inteligentes, rápidas y flexibles.

 

Pero está claro que no solo va a ser necesaria una transformación tecnológica para poder dar el paso desde a la asociación como superfuerza. También va a ser necesario un cambio respecto a las personas, los procesos y la cultura. El síndrome de “no inventado aquí”, que algunos operadores son propensos a padecer, tiene que superarse para el bien tanto de dichos operadores como el sector en su conjunto.

 

Los sistemas OSS y BSS a veces pueden parecer un poco introvertidos. Pero para que 5G cumpla su promesa en el sector de telecomunicaciones, tiene que mirar hacia fuera: hacia los clientes y sus necesidades, pero también hacia los potenciales socios y cómo asociarse puede servir para dar abasto colectivamente a las necesidades de la clientela.

 

Incluso se podría argumentar que es necesario un pensamiento totalmente nuevo y distinto en los modelos de provisión/asociación/contratación. Los modelos tradicionales de contratación que favorecen a los duopolios (dos o tres proveedores principales de redes y sistemas) tienen un enfoque demasiado limitado para facilitar el ecosistema necesario para cumplir lo que promete 5G.